Una metodología para el análisis acústico, perceptivo y afectivo del paisaje sonoro en las smart cities

Según la OMS, dentro de 35 años, el 75% de la población mundial vivirá en núcleos urbanos. Estas aglomeraciones humanas acarrean numerosos problemas de gestión y el sonido no se escapa a esta circunstancia. Hasta ahora, la normativa en vigor asimila que el nivel de confort de un espacio acústico está en relación directa con el nivel de presión acústica del ruido detectado, algo que se considera como un producto residual de nuestra actividad humana y que es necesario mitigar o eliminar por completo. Las investigaciones más actuales, por contra, se fundamentan en el concepto de paisaje sonoro, introducido por Murray Schafer en la década de 1960, es decir, la totalidad de los sonidos escuchados desde una determinada localización, para argumentar que es preciso un análisis más detallado no sólo de la naturaleza acústica de este entorno, ahora considerado como un recurso valioso a gestionar y proteger, sino también de la percepción del ciudadano, ya que la interpretación de dicho paisaje depende en gran medida de su condición, su estado afectivo o la actividad que está desempeñando en cada momento. La publicación de la primera de una serie de normas ISO sobre paisajismo sonoro en 2014 subraya el cambio conceptual en la consideración del ruido y la contaminación acústica, una circunstancia que lleva aparejada la adopción de nuevos protocolos para el análisis del entorno sonoro en el medio urbano y el estudio de su influencia sobre los ciudadanos.

En este proyecto se aborda la definición de una metodología innovadora que, frente al reduccionismo que supone identificar el confort de un entorno sonoro únicamente por el nivel de presión sonora recogida por un sonómetro, analiza el paisaje sonoro en el que se ve inmerso el ciudadano desde una perspectiva multidimensional, identificando no sólo un mayor número de parámetros de naturaleza acústica (detectados a partir del procesamiento digital de las grabaciones efectuadas en los puntos de interés mediante equipos portátiles), sino también cuantificando la respuesta perceptiva y afectiva de los ciudadanos antes dichos estímulos, recogida mediante cuestionarios en base a escalas semánticas previamente definidas.

En sustitución de los mapas de ruido empleados por la normativa en vigor, centrados en la identificación de las zonas urbanas que soportan mayor presión sonora, en este proyecto se define un nuevo tipo de soporte georreferenciado denominado mapa aural que integra toda la información acústica, perceptiva y afectiva localizada en los puntos de interés, haciendo visible para el ciudadano la compleja naturaleza del espacio sonoro que le circunda y permitiendo su participación en estos procesos, vedada en la legislación de ruido actual. Además, el estudio persigue también la búsqueda de correlaciones entre todos los parámetros obtenidos así como la detección de aquellos más influyentes en la definición del paisaje sonoro para poder fundamentar con más criterio los planes de acciones conducentes a la intervención sobre el medio urbano.

El desarrollo de esta nueva metodología posee un indudable interés no sólo para las administraciones públicas responsables de la gestión del espacio acústico (al contar con un sistema de adquisición de datos mucho más completo que les permita facilitar los procesos de toma de decisiones ante la intervención en el espacio urbano), sino que se convierte en un nuevo servicio de alto valor añadido para ser ofrecido por ingenierías, consultorías medioambientales o gabinetes de arquitectura, que pueden articular modelos de negocio innovadores en torno a esta temática. Además, algunos colectivos sociales como Asociaciones de Vecinos se muestran expectantes ante las consecuencias que puede acarrear la irrupción de nuevos estándares en la medición del ruido en las ciudades.

En una fase posterior de esta iniciativa, denominada Dynamic Holistic City Soundscapes, se considera la mejora de ciertos aspectos del proyecto inicial en lo referente a la posible monitorización en tiempo real del área controlada para dar lugar a una cartografía aural dinámica, la generación de un entorno participativo a través de Internet para la valoración afectiva del paisaje sonoro por parte de la ciudadanía y la ampliación del número de parámetros acústicos analizados.

Este proyecto, concebido inicialmente junto al fonografista Juanjo Palacios, ha recibido financiación del Instituto Universitario de Tecnología Industrial de Asturias (IUTA) durante los años 2015 y 2016.

Holistic City Soundscape también en la prensa:

«La ciudad busca su diseño en el sonido» [El Comercio 18|02|2015]

«Otra vivencia del espacio acústico urbano» [La Nueva España 23|02|2015]

«Un nuevo mapa sonoro analiza al detalle los sonidos de la ciudad» [La Nueva España 16|03|2016]

«En busca de los sonidos confortables» [La Nueva España 27|07|2016]

«¿Por qué hay estaciones que miden la calidad del aire y la del sonido no?» [El Comercio 05/03/2017]